domingo, 12 de febrero de 2012

Alejandrina






- Alejandrina, la verdad es que tuvo mala suerte, de joven era bonica, como la que más, y se casó con uno del pueblo, uno normal, como tú o yo, uno que tampoco era muy espabilao, camionero, hasta que un día se dio una hostia que casi se mata, el camión quedó destrozao, y él se salvó de milagro, quedó con magulladuras y poco más, pero a los cuatro meses, posiblemente a consecuencia de hostiazo, se le fue la cabeza, tuvo que ser eso, lo tuvieron que ingresar en un psiquiátrico, y ahora está mejor pero es aún menos espabilao, con alguna tontería que le da por decir, por ejemplo, está jugando al tute y dice: - din-don, tocan a muerto, el cura está a punto de venir; y sigue, serio, como si nada, aparte de eso tiene un invalidez pero trabaja en el campo como el que más, como tú o yo, pero de cuando en cuando lo vuelven a ingresar, no debe estar muy bien aunque trabaje.
- Alejandrina está envejecida, se apaña los domingos con un vestido de flores muy bonico y se va  sola al bar del Boniato a tomar una cerveza sin vaso, es de mi quinta, tiene dos guachos, el pequeño ha salido a su padre, no le ha hecho falta hostiazo y la mayor es guapa como su madre, por que su madre de joven era muy guapa, como la que más del pueblo.
- Alejandrina es de mi quinta, si alguna vez la veo en el bar, me dice que tenemos que ser consuegros, su guacha para mi guacho, su guacha está muy grande para su edad, me dice que le dice a su Jessica que trate con cariño a mi Álvaro, que lo mime, nos reímos, y le digo que si su Jessica pilla a mi Álvaro, lo destroza.
-Alejandrina es guapa, pero tiene pocas tetas, nunca tuvo, se las apaña los domingos con un traje nuevo de flores, los ojos los tiene tristes, menuda carga le ha tocado en la vida, nos quejamos y no sabemos lo que tenemos. De guachos éramos vecinos. Mi padre y el suyo, y otro vecino se sentaban en la puerta todas la noches de verano, estaban propios, mi padre tenía la costumbre de sentarse con la silla al revés, como si cabalgara en una mula, Alejandrina se reía de esa costumbre, y  siempre que la veo sola en la barra del bar, los domingos, tomando una cerveza sin vaso, se ríe y me lo recuerda.
- ¡La verdad es que, pobrecilla, la vida que le ha tocado vivir.!

1 comentario:

  1. ¿ y cómo lo llevará Alejandrina? lo del hostiazo del padre y lo del hijo sin hostiazo pase; pero lo de dejarla Dios sin tetas en los tiempos que corren....
    Me gusta¿continuará?
    Besos.

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