lunes, 11 de agosto de 2014


En ventanilla - siempre existirá  una ventanilla imaginaria - se repiten los papeles y las bocas, aunque cada uno arrastra su adn. La Seguridad Social  no nos deja entrar en la vida de nuestros clientes,  cada vez nos aleja más de ellos midiendo tiempos de espera y parapetándonos con ordenadores y servicios "hágaselo usted mismo si sabe"( y que llaman servicios "en linea"). Un día de estos cuando presenten una solicitud de subsidio de maternidad  preguntaré cómo le ha ido el parto, si le costó mucho quedar embarazada, cuánto pesó al nacer, por qué le ha puesto ese nombre tan extraño a la criatura  y esas cosas que se pueden hablar con descaro neutral en un tren o en un velatorio.
Esta mañana ha venido Carlos, un muchacho nacido en Murcia, con acento de allí y nervios en la manos. Me ha contado sus asuntos levemente, como cayéndose, me ha dicho que estuvo en un centro tres meses el año pasado, que es maestro melocotonero, que trabaja todos los días de la semana y que quiere otra oportunidad en su vida. Había mucha gente esperando, solo le he recogido sus solicitudes timbradas mientras imaginaba su historia, y pulsaba el timbre de que pase el siguiente.
Esta tarde sigo rosigando en su pasado.
¡Qué pena que no compartamos algún viaje o algún difunto!

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