viernes, 4 de diciembre de 2015



Después de comer, nada como el documental de la dos, instruye y, en ocasiones, ayuda a conciliarse en el sofá.
Hace un par de días emitieron uno en el que iban dos ingleses, creo, navegando entre diversas islas de Alaska buscando un gran oso grizzly, los más pequeños no interesaban y, mientras andaban en ello enseñaban como cazaban peces, abrían almejas o pastaban entre hierba, saliendo el locutor en el documental tanto como los osos.

Una de las cosas que me pareció más curiosa fue como los osos escarbaban con sus grandes zarpas en la tierra para comer raíces de abedul, estas - según el narrador - poseen las mismas cualidades que la aspirina (es cierto, lo he comprobado en google). ¡Y me maravilla como un animal puede saber esto! y  aún más,  ¡cómo puede transmitir ese conocimiento a sus oseznos! pero sobre todo, lo que me deja estupefacto es,  ¿cómo sabe el guapo locutor que le duele la cabeza al oso?

Esa tarde ya no concilié el sueño.