domingo, 30 de julio de 2017


Para mirar el mar he despertado a todos;  en el apartamento duermen - Oti y Juan - junto a la terraza que surge el oriente y en la que está tendido mi bañador.
El sol brilla intenso y deslumbrante sobre los rayos del mar,  dándole sentido al amanecer ; el oleaje temprano es un vaivén que acuna con susurros.
Aún no se han montado los chiringuitos asolanados y suena otra música; otra espuma de plástico rompe en la playa; otro baile. Las olas tatúan - a cada golpe - los instantes en la arena mientras, los más veteranos pasean inclinados.

Cuando el camarero trae el segundo cortado dudo sobre si ir a nadar o seguir en la terraza mirando; sé que los pensamientos mojados no los pasaré a la libreta, se quedarán entre la salina.

Un velero biplaza atraviesa la reverberación del sol.


día de playa,
en el bar que desayuno
sin nadie anoche



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