viernes, 21 de diciembre de 2018






En las ventanas del colegio María Auxiliadora - las monjas - se pueden ver dibujos de campanas que repican a pares, algún abeto navideño y algún mandala. No encuentro angelitos ni reyes magos; se refugiarán en el portal.
El cielo encapotado y gris da a la mañana un tono melancólico de media tarde.
El parque, con varios árboles marcescentes, contribuye a presagiar el invierno.




neblina,
por el colegio
olor a leña

viernes, 14 de diciembre de 2018

Rápida Navidad




Ayer encontré sitio para aparcar cerca de una puerta de emergencia de la Residencia de San Vicente de Paul - patrón de Madagascar - , en la calle San Idelfonso - patrón de Albatana - , allí pasó la noche el coche resguardado de pecados.


En un rellano elevado - unos siete escalones - sobre el nivel de la calle, cubierto al sur por un muro y del cielo por un saliente, hace años que se puede ver un hogar de cartón, con dos colchones aireándose y bolsas y cachivaches alrededor. Nunca he tropezado con los inquilinos, deben llevar otro horario.


Esta fría mañana, cuando recojo el coche para ir a trabajar, veo como adorna su entrada de papel un árbol de navidad; moteado de nieve y con unos globos azules desinflados que cuelgan de sus ramas.


relente,
un árbol de navidad
en el portal de los mendigos



He vuelto por el mismo sitio dos días después, no encuentro aparcamiento, miro fugazmente buscando el árbol y ya no está. Ha pasado rápida la navidad.

miércoles, 5 de diciembre de 2018


Los años quedan en la piel, al igual que besos, caídas y disfrutes.
Mi hija  lo ha sabido ver y contar y me lo ha regalado, por mi quincuagésimo séptimo  cumpleaños, envuelto en papel de WhatsApp.
    Gracia cariñete.


de Carmen Cebrián






















martes, 4 de diciembre de 2018

Nubes racheadas cerca del horizonte y otros más altas, encima. El sol, en crepúsculos rojos sobre la llanura, va iluminando las nubes en  colores de fuego. ¿Quién necesita el mar? 

horizonte de otoño,
el crepúsculo rojea
la llanura

viernes, 30 de noviembre de 2018

Andar en otoño es lo que tiene. Nada más salir, a los pies de la  puerta, se encuentran hojas del árbol de Judea, son tres,  están a la vuelta de la esquina,  en una  isleta cercana. Mañana lunes las barrerán.

rachas de viento,
en la calle sin árboles
hojas amarillas


viernes, 23 de noviembre de 2018



Lo contaba cada día con una sonrisa final:
 - Fíjate, que en la mesa, donde me siento a comer, pone  Ángel Parrilla Navarro.
Fue camionero de espíritu inquieto, nada le quedaba  para el día siguiente: adelantaba las horas del desayuno, comida y cena... incluso la hora de dormir. No era un ritmo inglés;  era ritmo Parrilla.
A lo largo de su vida fue acogedor generoso, compartió el hogar y su tiempo sin protagonismo; pero vivir acarrea desengaños y golpes, y eso él lo sabía desde chico. Es posible que ocultara esa cicatriz y le produjera, en algunos momentos, una voz más bronca que su espíritu.
Al pasar navidad se cumplirá un año que una mala caída le rompió la lentitud de sus, ya pequeños, pasos;  resultaba difícil  seguir con el estilo Parrilla -y eso no lo llevó bien-.
Sin avisar, en una mañana de otoño, se fue;  rápido, sin esperar a nadie, a su manera, como le gustaba hacer las cosas.

amenaza lluvia,
en la corona fúnebre
una mariposa


- a la memoria de Ángel Parrilla Navarro -





viernes, 9 de noviembre de 2018



La noche,  de lluvia intensa - sin llegar a tormenta - ha sido nefasta para los gorriones: en la acera,  entre groseras cacas de perro, tres polluelos aplastados.


chaparrón nocturno,
¿quedarán gurriatos
en ese nido?

jueves, 8 de noviembre de 2018


Me llama la atención , en el  paseo mañanero,  un plumón sobre las matas. Lo toco y me cercioro de lo que es. A los pocos pasos veo otro y otro y otro... muchos. Después encuentro un estornino muerto, descomponiéndose.  Mariposas naranjas y blancas revolotean.


aletea un plumón
en la flor del romero

sábado, 3 de noviembre de 2018







Se acercaba el día de Todos los Santos y este año era distinto, los días se aproximaban más pesados. Aunque en ocasiones detengas la vida con los recuerdos, afortunadamente sigue...

víspera de difuntos,
en el supermercado
ya hay turrón

martes, 9 de octubre de 2018




En el preciso momento que corro el estor anaranjado para ver  llover arrecia el golpeteo de las gotas sobre los adoquines. Se adelanta  el clima a la previsión -decía internet que un treinta por ciento a partir de las tres - son las once.
 Dos árboles de judea en su isleta, con sus hojas de corazones y vainas secas, contrastan sobre el gris piedra y el ruido del agua.

Al terminar el chaparrón queda un aroma íntimo de aloe vera preminum y silencio. El calor de la taza con té de Ceilán,  que podría templar una manos frías, reposa sobre la mesa.

Obligado espero las horas; el siguiente chispeo tiene anunciada su llegada a las cinco. Quedan once minutos.

Hay mañanas  que son solo tardes de otoño: tal vez influya la lluvia adelantada y el diazepam.

aguaviento,
en el árbol de judea
brillan las vainas




sábado, 6 de octubre de 2018

Seleccionado en el primer concurso de haibun de Albacete Ciudad de la Cuchillería






Aún recostada en el sillón orejero, y con los ojos medio cerrados, mi madre sueña con su tijereteo sentado.
Posterga el despertar; se regocija en el horizonte de la siesta en esos instantes fronterizos de ensueños y mundo; en unos segundos duda la realidad.
Intenta esbozar - de oído - la escena que la rodea. No se escucha casi nada. Solo el viento que empuja inútilmente a la ventana y a la tarde.
Se incorpora y deja el amodorramiento para asegurarse del paisaje.
Enseguida reanuda el frufrú metálico de las agujas y va urdiendo punto a punto, con maña del doble cero, el regalo. Le está haciendo un babero, en rosa chicle, a la nieta de su amiga Dori.
Los rayos de la tarde de abril se reflejan sobre el rosario corto - de un solo misterio - que cuelga del brazo apagado de la lámpara de pie y, en carambola lumínica, también brilla una copita de licor de la vitrina que compraron sus padres - ¡hace tanto! - con sacrificio y tiempo.
Los visillos blancos, esclarecidos con figuras de tulipanes biselados filtran, en vaivén, la centelleante puesta de sol.
A la derecha de la caja de la costura, el alzapaños dorado recoge unas cortinas, también blancas, con lágrimas anaranjadas y malvas que disimulan el espacio exento de la pared.
Con brusquedad suena el teléfono: los de Vodafone interrumpen la puesta de sol, pero es por poco tiempo, solo farfullo una falsa disculpa en seco, sin escuchar.
Y sigue la vida.
Otro corte de hilo, un cambio de madeja, ahora un rosa coral para darle un toque marino, dos puntos más, un relevo de agujas, un corte…


tarde de abril,
en la mesa camilla
hebras rosas.

miércoles, 3 de octubre de 2018



Huelo a gancha recién cortada cuando llego hoy a La Roda.

Circulo tras  tractores de sirena naranjas y calladas y lentas. Es pronto, la mañana aún anda desperezándose entre la luna y el relente húmedo; el cielo escampado.

Bajo un poco la ventanilla al pasar cerca de la cooperativa de vinos y disfruto: hoy  huele a verde tierno y a pámpanas y a recuerdos.

De guachos corríamos, al salir de clase,  detrás de los remolques y, encaramándonos o brincando,  vendimiábamos a nuestra manera. Hoy eso está tipificado en el código penal - y lo entiendo-.



aire de uva,
hilera de tractores
en la carretera.

.







martes, 2 de octubre de 2018



Hay mendigos que deciden quedarse y otros aparecer.

El inglés es de los que ha decidido dejar el oficio de vagabundo: un señor estilo Walt Whitman de frente, aunque por detrás, con naturalidad, enseña el culo.

Ultimamente veo a otro que  lanza el penúltimo salto hacia atrás. No le he puesto nombre, va siempre muy despacio, con la cara curtida y todos los gestos arrastrados, sujeta con ambas manos una caja petitoria que recuerda a las del dominó. Suele rondar por calles céntricas de bulla y humo.

Ayer tarde me lo encontré por el albergue municipal, seguía a su ritmo y a su destino, con su caja de dominó por delante, estirando de él. Cerca no había nadie.

calor en otoño,
lentamente el mendigo
por el carril bici

miércoles, 26 de septiembre de 2018

senryus

fuegos artificiales,
con más melancolía
cada feria

         
                                la noria
                                sigue dando vueltas,
                                desde la cama


                                    de vuelta a casa,
                                   en los zapatos el polvo...
                                  de los miguelitos

                                                  (Senryu finalista en el  quinto concurso de feria de Albacete)


martes, 7 de agosto de 2018




Son las 17.38, se viene presintiendo la tormenta, han avisado. La tarde va convirtiéndose en truenos, como redobles de tambores de lluvia de guerra.

Pero de momento solo unas gotas;  sube el olor y entra por la ventana: es a lluvia caliente. Unas pocas gotas, que resuenan sólidas contra los ladrillos del patio interior.
La batalla en el cielo relampaguea. Un trueno y otro,  bronco con gritos  de aguardiente.

Silencio.


Tal vez ...si nos mantenemos ocultos, con las luces apagadas, sin movernos, sin hablar, tal vez pase de largo.

La calle desierta. No se ve a nadie aunque apenas llueve. ¿Por temor o por estrategia?

Los truenos van distanciándose.  Solo ecos.

La tormenta habrá alcanzado a otros más incautos y sin tácticas.

18.17  Cuando el suelo comienza a secarse se escucha de nuevo cabalgar.

tarde agostiza,
ni después de la tormenta
refresca.


martes, 5 de junio de 2018




Han tocado a laudes. La iglesia canónica divide la vida en tiempo de oración sin miramiento hacia el meridiano de Greenwich: maitines (antes del amanecer); laudes (anuncia el alba);...; vísperas y completas.
En fin. Repican las campanas en el Monasterio del Santo Espíritu, los franciscanos descapuchados  cruzan de la cocina a la capilla por un claustro blanco y con aroma de naranjas.

Pax et bonum - como lema - y el cristo de San Damián se encuentran por todo el convento.Son sus fuerzas ordinarias.

En la fachada de la iglesia destaca el reloj solar con un aviso sobre el paso del tiempo y  de la aparición repentina de la muerte, no me entretengo mucho. Un patio vallado con un viacrucis en hornacinas es el zaguán descubierto.

debajo del cedro,
los dos últimos
misterios.

Y se escucha como van terminando los cánticos orados y graves . En las últimas notas dan ganas  de volver a la fe. Después de que bendicen la paz acompañada, la capilla se queda tenue y temprana. Un joven fraile va y viene, agachándose y levantándose, frotando con devoción y fuerza los pies del altar mayor.

después de laudes;
chirrían las sandalias
franciscanas.

lunes, 21 de mayo de 2018




Han pasado años desde que fui a la última romería y comparo  ausencias en los nueve kilómetros que nos separan los recuerdos.

Del santuario sale la Virgen de los Remedios al son breve del himno nacional y, un chundarata  la acompaña en la primera subida de lágrimas, hasta la ermita de San Antón.

En  la mañana clarea el suelo, se cubre el camino  conforme se apartan las nubes. 

 Somos mucho, y me da, que la fe y los motivos que nos juntan, hoy y ayer,  siempre oscilan entre el folclore y el misticismo. Pero nadie pregunta y nadie sobra.

Los cinamomos han estirado y los “pan y quesillos” sombrean -de niños nos comíamos sus flores: ¡por dios!-.

En esta época abundan las amapolas  - ababoles – y las tierras rojean como banderas revolucionarias. A la derecha del arco de los poetas, destaca algo parecido a un girasol, pero dura poco, una chica  con su ikebana campero, lo arranca y nos desuela.

Con algo más de dos kilómetros andados llegamos al arco del término; apoyado en un árbol aguardamos el cambio de manto, la vara de mando terciada y los vivas almorzados. Nosotros, en estas esperas,  regamos las magdalenas con cuerva de vino blanco mientras  seguimos cruzándonos saludos y besos con: compañeros de trabajo; algún padre poeta de algún amigo  - Miguel -; alumnos; familia; clientes y desconocidos corteses.

Poco antes de entrar a La Roda - bajo el puente de la autovía -  la música y el jaleo suenan con un eco aumentado que nos apretuja y baila. Aquí nos desviamos.

Tal vez volvamos en veintiún días.

de romería,
la bota de mi padre
llena de cuerva

jueves, 12 de abril de 2018




Estuvimos bien el pasado sábado; vamos, de cuando en cuando, a Madrid; pero nunca sabré ir sin guía hasta Edelweiss.

La comida fue un reencuentro y también un recuerdo - con rasgos filipinos-.

Sigues rubia y humo. Te cae bien el rubio.

Y me dices terminando la comida: "no puedo evitar llorar cuando te veo llorar". Le doy vueltas durante varios días,  como a una canción que te suena pero no la identificas. Por fin he caído.

Y es que, ya ves, a mí me sucede algo parecido; si te veo sonreír no puedo evitar ser feliz.


humo y sonrisas,
bajo la lluvia de abril
veinticinco años.


- a mi hija -



jueves, 5 de abril de 2018




"Anna Lou ha desaparecido; el agente especial Vogel la busca en el pequeño pueblo de Avechot; es nochevieja  y todos se disponen..."

La persiana no se ha movido desde la hora de la siesta pero son ya más de las seis. La luz entra, fuerte o grisácea, a golpes de nube. El cielo no se ve desde donde estoy; solo se percibe un vaivén iluminado y casi crespuscular que cohíbe la lectura.

Dos sillones callados en la salita.

El viento empuja al atardecer; se escuchan pequeños forcejeos de la ventana con ráfagas de silbidos y suspiros. El tiempo se resiste.

Mi madre, aprovechando las primeras sombras, le entra dos dedos a la bata.

"... a celebrarla sin molestar a la familia de Anna Lou, es una alegría que no puede salir a la plaza del pequeño pueblo alpino..."


atardecer,
el balanceo de la luz
y el viento.








viernes, 23 de marzo de 2018





El Sur: una cafetería con las paredes inquietas de cuadros y haikus. Allí nos reunimos este jueves - bajo el  influjo de luna  creciente - para dar la bienvenida a la primavera. Por las calles  sopla el aire de Alaska; con suerte de Cicely.
Nos juntamo en esos momentos,  como almas exiliadas del mundo,  alrededor de unas mesas y unos tercios de cerveza tostada que van y vienen.



Leemos en círculo pasando el micrófono cada tres versos

fin del invierno,
sobre el suelo del parque
arena nueva
                        CB

y otros...

y seguimos los expatriados otra ronda, en una minoría acogedora y abanicada; hablando hacia el sur.

almendros en flor,
por la mañana cae
aguanieve.




- A Cari -



miércoles, 14 de marzo de 2018



Ya se abren los almendros, solamente aquellos que son más árboles: los  silvestres y atezados; los altos y retorcidos; los asimétricos; los podados por la corriente y el tiempo. Junto a estos, de flores blancas y melifluas, otros con troncos sinónimos y brotes malvas - tal vez alguna clase de duraznero-. Se distinguen desde la carretera, volviendo de La Roda.
El campo húmedo verdea,  la siembra va ocultando los tonos pardos del invierno. Las carrascas amojonan los caminos y el hombre del tiempo pronostica nuevas lluvias de otoño.
Y sin darnos cuenta heredamos los recuerdos en proindiviso.

bajo aquella
carrasca, siempre cortaba
algún espárrago.


         - A mi padre -

miércoles, 7 de febrero de 2018



Los copos de nieve parecen silencios que van cayendo. Y así, borran los colores gritones a las cosas, a las bellas y a las feas, ocultan hojas y colillas;  igualan, con unos centímetros fríos,  las sensaciones.
El tejado blanco, como el suelo; el campo blanco como el cielo.
Caminamos por la calle más lentos, mirando la futura huella. Ensimismados en el paisaje cotidiano.
Y con los primeros rayos se desvanece todo y, vuelve el suelo a ser campo y el tejado a ser cielo.



ni un rumor
en el paseo de la Estación,
nieva.


jueves, 18 de enero de 2018


Resultado de imagen de dos sillones


El oeste entra por la pequeña ventana que señorea la sala de estar; los ojos atentos y chicos alcanzan hasta la Fonda Oriental - la de antes-.

Los dos sillones de la salita son abrigos y mecánicos, con un mando de dos posiciones: una de bostezo y otra de vigilia. Un asiento, de sintrón y vino, ocupa un palco de platea y nube en las zarzuelas; el otro, es más de fanta de naranja y vendas,  con vistas acantiladas al mundo y a pasapalabra. Los sillones se saben mirar.

La mesa camilla se colma - en fin de semana - de sillas oriundas de otras habitaciones y - ella - se estira y completa para que cada una encuentre su hueco y lugar.

En el momento de la siesta, por obligación y costumbre, cae un tanto la persiana,  para velar el atardecer y el sol entra discreto en la sobremesa, acariciando migajas de  ganchillos y olvidos.

luz de invierno,
después de comer
el silencio.

sábado, 13 de enero de 2018



Tres delfines se ajironan, se desvanecen.

En el oeste, hoy, también amanece. Lo hace en un color suave, pastel; sobre su horizonte nubes azul acero, playa; encima un naranja, mandarina, no sé; es el reflejo del amanecer.

Voy conduciendo y no miro, solamente voy, dirijo la vista al frente; es el camino de cada día. Soy consciente de la naturaleza cuando veo tres nubes en forma de delfines saltando en el vacío mientras se desvanecen, se ajironan.

Y luego surge el amanecer delimitado, cuadriculado, intenso, por el retrovisor.

Así, naufragando, derivo pronto en el anuncio más dulce: Miguelitos Ruiz salida 41.


en el oriente,
dibujos de nubes
solo un momento.